lunes, 20 de noviembre de 2017

Camino de San Francisco


Juro que, cuando iba por Cabrillo Hwy, y mientras bordeaba la costa rumbo a Big Sur en un coche alquilado, pensaba muchas veces en ti, en lo que sería viajar contigo sin rumbo. Y te imaginaba descalza con los pies en el salpicadero y en que conducirías la mitad del tiempo; pensaba en las ventanillas bajadas y tu pelo alborotado por el viento.

Estaba convencido de que el nuestro sería un viaje silencioso, igual porque el viaje de verdad lo fue (no sintonizaba ninguna emisora durante demasiado tiempo), tal vez porque no sé a qué suena tu voz o porque, quizá, creía en que no tenía ningún sentido pensar en ti.

Puede que recordara lo que te gusta conducir, en lo que supone viajar solo, en que todo viaje es, en realidad, hacia el interior de uno mismo, en que las carreteras interminables siempre se terminan en algún punto.

En que si había alguien en el mundo con el que quisiera compartir los red woods, y los leones marinos, o aquellas olas salvajes del Pacífico, sólo podía ser contigo.

Hoy he vuelto a visitar los lugares a través de Google street view y de alguna manera que aún no sé explicar estabas allí.: Saliendo de Figueroa Road hacia la 101, en un Mustang del 78 como el de Harry el sucio, con unos cuantos días por delante y sin fecha de retorno.

Luego encontré esta canción y me gustó el vídeo.

No sé si pega demasiado

2 comentarios:

hécuba dijo...

Uno de mis sueños es recorrer en coche Estados Unidos de norte a sur y un poco en diagonal. Cada vez lo veo más difícil, más lejano, pero quién sabe, lo último que se pierde es la esperanza (o eso dicen) Me gusta conducir sola o con alguien que no hable demasiado, con música de fondo o sin ella, y mis pensamientos. Aún así, prefiero ir de copiloto, con la mirada perdida en el paisaje, dejándome llevar. De vez en cuando está bien lo de dejarse llevar.

Espera a la primavera, B... dijo...

Me gustará ver la road movie que harás cuando lo hagas.