miércoles, 4 de abril de 2012

El infierno


Tenía que ocurrir. Hoy he pasado demasiado cerca de su casa. Nunca es demasiado lejos cuando bajo a la ciudad. Y como si actuase un imán que me polariza esa parte del cerebro que pertenece a los recuerdos, ha aflorado su presencia, casi real, entre las calles mojadas de lluvia, haciendo invisibles los semáforos y dejándome aturdido durante toda la mañana. Luego, he ido a la sede del colegio de ingenieros y he transitado por las calles del centro protegiéndome del aguacero que se ha desencadenado en cuanto he salido del parking.

He notado que la llevo dentro, que siempre la llevaré dentro como la gente mayor recuerda los años de gran sequía, malas cosechas, deseando que no se repita, cambiando sus hábitos para estar preparados por si vuelve a ocurrir algo tan terrible. Y me ha dolido ser tan débil, quizá porque anoche ya me dí cuenta que me queda aún mucho por luchar y mucho por hacer hasta acabar con esta situación mía.

No sé si una situación ha desencadenado la otra, si el que por primera vez en mucho tiempo piense que una vez tengo la patente, en realidad, no tengo nada, o el hecho de pasar cerca de donde vive y que los recuerdos se me clavaran como anzuelos. El caso es que hoy tengo la sensación de que no voy a salir de ésta. Y que ha llegado el día en el que tenga que tomar una determinación para hacer una cosa y otra.

Llevo días sin dormir, llevo días tratando de que mi cabeza deje de pensar, pero ya es inútil, el fin ha llegado, justo cuando estaba a punto de empezar de nuevo.

Hay una línea que separa lo que eres de lo que crees ser, una línea que nunca traspasas porque saber quién eres en realidad te volvería loco, porque ser consciente de todo es una locura.

La sala de reuniones del colegio de ingenieros, donde ahora han colocado la sala de ordenadores desde que se jubiló el bibliotecario, da a los despachos, a la entrada de visados, a todas las oficinas. En la sala de reuniones estamos los que no trabajamos y las chicas que trabajan en el colegio hablan despreocupadamente, se hacen bromas, hay un ambiente laboral. Aquí dentro, en la pecera, estamos tres ingenieros en paro, nos miramos entre nosotros cuando levantamos la vista del ordenador donde simulamos estar haciendo algo de importancia. A mí me da mucha envidia trabajar y tener compañeros de trabajo. Ahora mismo envidio a casi todo el género humano no por sus posesiones materiales, envidio las relaciones personales, con una envidia psicópata y malvada, una psicopatía salpicada de sangre y ganas de gritarles a todos que ojalá se mueran todos.

Porque hay algo que se te mete dentro como un virus letal y te recorre por las venas y te incendia el cerebro, cuando llevas mucho tiempo en una situación de soledad, odias a todos los que viven despreocupados, con sus inercias y sus miedos hipotéticos a acabar como has acabado tú. Porque llega un día en el que notas que has cumplido todos tus miedos y que estás donde los demás temen estar.

Y entonces todo se hunde, y deseas que todo se hunda contigo.

Que se acabe el mundo.

Me he dado cuenta de que me he convertido en un yonqui de la esperanza. Necesito tener esperanza y escribo cuando estoy de mono.

Hoy se han juntado demasiadas cosas al mismo tiempo: la lluvia, pasar cerca te su casa, el ticket astronómico del parking, la incertidumbre de cómo y hasta cuándo voy a poder aguantar esta situación, que el nombre de Solardis ya estuviera cogido, que tenga ganas de llorar durante todo el día, otra vez la maldita lluvía fría sobre mi negativa a comprarme un paraguas y dejarlo en el coche sólo porque me he olvidado el mío en casa, observar la felicidad de los que trabajan desde este otro lado de la línea y el odio, la tristeza que te provoca saber que el odio que sientes no es fruto de la maldad sino de la rabia contenida, que no odias a la gente, sino que te odias a ti mismo por llegar ha donde has llegado y no tener fuerza para salir aunque tengas que aparentarlo a diario en una representación que haces ante los pocos que aún te quieren y a los que estafas a diario haciéndoles partícipes de una esperanza vacía, que sabes que sólo es un globo que llenas de aire hasta que acabe explotando.

Y las lágrimas de mi padre cuando me dice que ya no puede ayudarme más porque han agotado todos sus ahorros.

Y toda esta mierda del blog y lo falso que es todo.

Y saber que te has convertido en eso que todos temen y saber por qué se teme esto, porque ya no le importas a nadie. Sólo le importas a los que aún no son capaces de imaginar qué es el infierno.

14 comentarios:

Maeve dijo...

Hola, buenas.
Que ya estoy aquí otra vez.
Que te presto la Barret cuando quieras.
Mierda, me gustaba Solardis.

Anónimo dijo...

Este verano, así porque sí, me peleé un día con mi hermana de pura rabia que sentía que tenía de verla salir y entrar, quedar con gente, ahora un plan ahora otro, llamadas que recibía al móvil. Y le grité que la odiaba, porqué ella sí y yo no. Me sorprendió que no se enfadara conmigo por lo que le decía, me dijo que aunque sintiera odia, al menos sentía algo, y que esa rabia me llevaría a conseguir poco a poco lo que quería, que ese odio demostraba que sentía algo, que no estaba muerta por dentro, que sentía, que a mi manera, en cierto modo, empatizaba, deseaba algo.

Marnie J.

Kaoki dijo...

Bueno... si consideras que has llegado a tu límite de hundimiento siempre puedes pensar que chico... pura física... ahora no te queda otra que subir.

Vale, soy una optimista incorregible pero, por favor, no me odies. Quizás puedo hablar porque también he visto el infierno y he sentido ese calorcito a veces tan acogedor de su fuego.

Muxu bat

Espera a la primavera, B... dijo...

La Barrett tiene tus huellas, imagino. Ya sabía yo que llegaríamos a este punto. ;-P

Espera a la primavera, B... dijo...

Por eso tú y yo nos entendemos ¿verdad? por vivir en primera persona eso que nadie ve y por esas pequeñas victorias que no se valoran por ser tan pequeñas.

El bicho tiene la clave, el odio y la superación, el miedo y saber quién va a huir y hacia dónde.

Espera a la primavera, B... dijo...

El fuego lo es todo, Kaoki... No te voy a odiar, no te puedo odiar...

Daltvila dijo...

Me sumo a todo lo que te han dicho

¡Arriba!

* No es oro todo lo que reluce. Todo el mundo tiene problemas y "miserias", pero no es bueno regodearse en ellas. Piensa en lo bueno, que hay mucho:)

¡Arriba!

Anónimo dijo...

Por eso

Marnie J.

Espera a la primavera, B... dijo...

Es cierto, todos tenemos nuestras barreras. Yo soy muy afortunado, mucho, no lo niego, sólo intento transmitir lo que siento en cada momento, porque además me siento afortunado por poder expresarme y por tener las oportunidades que otros no tienen.

Espera a la primavera, B... dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Espera a la primavera, B... dijo...

Siempre nos quedará Tokio, Marnie

Fiebre dijo...

¡Ay Toni!
Siempre viviendo en espiral...al menos estás vivo, aunque a veces a tí mismo no te lo parezca.

Espera a la primavera, B... dijo...

Supongo que todo es relativo, Fiebre.

Anónimo dijo...

Hola,
Podría comentarte muchísimas cosas sobre todo lo que escribes en tu blog, triste, pero seria demasiado extenso y no tengo el tiempo y mucho menos las fuerzas porque tus palabras me traen recuerdos dolorosos. Me gusta como te expresas; intenso, dulce, profundo.. Quería decirte que te comprendo porque tus palabras me llegan al corazón, pero piensa que no eres la única persona de este mundo que se siente o se ha sentido como tu. Tu conoces tus propios sentimientos, ¿pero y los de los demás? Puede que sientas que personas te defraudaran por su actitud, si conoces los motivos reales de ello no lo discuto, pero ¿y si hay motivos que desconoces por los que hicieron lo que hicieron? Porque cada persona, si no hay comunicación, solamente puede saber una parte de la historia y en su imaginación recomponer el resto haciendo suposiciones. Por ello si no sabes la verdad sobre algo no prejuzgues y así no odiaras ( a no ser que prefieras sentir odio a sentir tristeza, porque ya se sabe que el odio puede impulsar a actuar y la tristeza no).

Un consejo para mejorar tu salud mental, tus pensamientos, tu insomnio... haz ejercicio cada dia 1 hora, mejor ejercicio suave como ir a caminar, nadar, etc. Te lo digo por propia experiencia. Porque se de cerca de lo que hablas aquí, de como te sientes y no me gusta un pelo lo que vislumbro, no me gusta hacia donde se dirige tu mente, encerrada en si misma y muy cerca del abismo. Te lo digo porque yo he estado en las puertas del infierno y desde alli he visto mas de lo que nadie debería ver jamás, ( y desgraciadamente me consta que hay personas que no pueden salir de el).

Ah! Y una cosa mas, no estoy de acuerdo con la ultima frase que has escrito en la entrada, a veces nos alejamos de quien queremos y créeme que pueden existir muchos motivos. A mi, por ejemplo, me destrozaron la vida, me encontré en una situación de incomprensión y soledad extremas, en la que aguante y aguante hasta no poder mas, cada noche deseaba morir, pero a la mañana siguiente volvía a despertarme, un infierno.
Yo tambien tuve que alejarme por motivos importantes, de una persona a la que siempre amare y ni me pude despedir de el.

Te deseo mucha salud, alegría y amor en tu vida.

Si es que en el fondo somos muchos los que nos parecemos, y buscamos lo mismo, paz y amor del bueno.

Te leo :)

Un abrazo.

Eva