martes, 20 de diciembre de 2011

Fotos antiguas



Las revistas amontonadas, la luz azteca que deshace las piedras, el grifo que nunca gotea aunque no lo cierre del todo y me quede esperando a ver si asoma aunque sea una sola, la esquina donde Penélope es feliz, el centro donde Ulises se acurruca sobre sí mismo, las piezas que sobran de la máquina, la bombillita roja intermitente del inalámbrico que está a punto de agotarse, el boli rojo escogido al azar del cubilete de los cien bolígrafos extraviados, la sombra que hace una nube sobre la claraboya que cubre el patio de luces al que da mi ventana, tu correo anunciándome que no vuelves, esta navidad hecha de pedazos de tela cosidos unos a otros, la lotería que no he comprado, la palabra ahogada en mi voz afónica, la espera y la esperanaza, los ciento ocho escalones que me llevaban hasta tu casa.

La mezcla de agua y sal que me devuelve tantas ilusiones, el deseo hecho realidad cuando la realidad se me hace hormigón en los pies mientras camino, la tarjeta de visita que me diste y nunca cumpliste porque no me visitaste, la ternura de unas manos agrietadas y unos ojos con arrugas que sonríen porque la vida, al fin y al cabo, es tan generosa que se deja vivir a tiempo completo, el rastro que dejaste y que no se me va ni con láser, dos sílabas sin equilibrio en una palabra que siempre se tambalea, las verdades a medias unilaterales, el sonido de la radio de la vecina... Penélope se acaba de caer (sola) de su esquina de la cama y me ha mirado preguntando qué ha pasado, y se ha ido a Ulises y éste ha seguido durmiendo, la importancia de las cosas cuando ya no importan, los astros y sus designios, esas canciones que salpicaban nuestros días, la inutilidad de lamentarse y el irrefrenable afán de que las cosas (por fin) cambien.

Este martes de palabras vacías, esta concentración rara en lo que no puede nombrarse, la cuenta corriente que es a veces el deseo, los hijos que tendrás sin mí, los lugares que me recordarán a ti, la brújula que estaba dentro de una regla de medir en pulgadas y que nunca se orientó del todo al norte magnético, la falsa modestia de algunas modestias, el caos que visto desde lejos consigue crear algo parecido a un orden. Esta última frase que no es la última.

Porque hoy no sabía qué decir y me inventé una lista de cosas absurdas dentro de mi caos de martes a mediodía, a punto de saltar a otro lugar en el que no existen todos aquellos huecos en los que me escondo.

Las 14:05 h

4 comentarios:

Daltvila dijo...

Feliz Navidad!!!

Anónimo dijo...

Como mi querida Dalt, yo también vengo a decirte:

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

Y además te digo que, cierres los ojos, y pienses en todo lo que te hizo sonreír y los momentos de felicidad que te regaló en este año que ya acaba, olvídate de lo demás...
Ojalá esas sonrisas se te multipliquen por 2012. ¡¡Feliz Año!!

* Hacía mucho, pero mucho..., que no venía por aquí, y es que la ocasión lo merece. Y me alegro de ver que no hayas acatado el "fin" de tu bitácora. :)

¡Qué estés bien, Toni!

Espera a la primavera, B... dijo...

Feliz Navidad, Daltvila

Espera a la primavera, B... dijo...

Feliz Navidad, Amber. Yo también te deseo lo mejor para el 2012, y que todo lo que te haya sucedido en 2011 haya sido para bien.

Un beso

toni