lunes, 14 de noviembre de 2011

Los lunes


"Si una herida se infecta es que no ha cicatrizado del todo" me dice. Y entonces pienso que a veces hacen falta puntos de sutura y que yo no he sabido coserme.

Alguien me recuerda los últimos años de mi vida, alrededor de una mesa y en la sobremesa, ella, que me conoce muy bien me pregunta sobre situaciones que ya había casi olvidado. "No me extraña que no perdones. Hay cosas que a otras personas no les pasa nunca en la vida y a ti te han pasado tres veces. Yo no lo hubiera resistido". Pienso en ello y me pregunto si existe un estrés por acumulación, no me doy cuenta de que la respuesta está en esta mierda de eterna melancolía y desconfianza que me acompaña, que soy. Este blog es una prueba de ello... la parte visible del iceberg.

Luego dice "Es más, creo que que eliges mal aún sabiendo que te equivocas". Y sé que es cierto, que soy un imbécil empeñado en creer que la gente cambia, pero nadie cambia, todas las historias se repiten. Entonces digo "yo siempre soy el último antes del cambio. Diría que yo provoco el cambio, que soy una especie de punto de inflexión de la prosperidad, una especie de tótem al que si te acercas lo suficiente te concede lo que deseas pero en otro lugar y con otra gente.

"Algo harás para acabar siempre igual" me dice. Pienso que ya hago las cosas sin esperanza, que lo peor de todo es que me he levantado tres veces para caer las tres y que ahora aunque me quedan fuerzas lo que no tengo es ganas de gastarlas para que todo vuelva a acabar igual.

Y he aprendido cosas. Cosas que son universales, que el género humano se vale de pocas normas y que yo no conozco porque soy algo así como un idiota social, que creo más en lo que debería ser que en lo que es. Porque creer en la colaboración es una estupidez, porque dar primero no es compartir, es ofrecer.

Ya me lo dijo mi padre cuando era pequeño, que esta forma de ser me iba a traer serios problemas en la vida. Y no se equivocó. La verdad es que me siento muy cansado, me cuesta continuar adelante, antes no sabía el porqué y ahora que lo sé creo que no merece la pena. A pesar de que, exteriormente, llevo una vida con proyectos y objetivos, hay algo de fondo que me pesa, un "¿para qué? si al final todo va a ser lo mismo, y ya empiezas a ser mayor". Creo que debe ser la crisis de los cuarenta, o la crisis a secas, o que he leído demasiado, o que tiene razón quien me dijo que me han pasado demasiadas cosas como para volver a intentarlo de nuevo.

Dicen que los que pasaron el crack del 29 nunca volvieron a pedir un crédito en su vida. Porque pueden más el miedo y la desconfianza.

Quizá lo que me pasa es que pienso demasiado.

4 comentarios:

Tonta dijo...

Ánimo!!!Hoy es un día gris, pero pronto volverás a ser el mismo idealista.
No imaginas cuánto te entiendo!!!Lo que pasa es que nosotros tampoco cambiamos!!!
Bs!

hécuba dijo...

Yo creo que sí que piensas demasiado :)

(es broma)

Espera a la primavera, B... dijo...

Deberíamos cambiar, tonti, deberíamos hacer tantas cosas que no hacemos...

Besos

Espera a la primavera, B... dijo...

Sí, pienso demasiado, debería hacer más y pensar menos.

(je, no es broma)