jueves, 28 de julio de 2011

Nada es para siempre


Se cierra el telón, hoy la es de azul celeste, el recuerdo es un mal consejero, mucho menos para mí, que nunca escucho los consejos. Me pregunto qué hubiera pasado, me pregunto en qué punto estaría mi vida si no hubiera estado en el momento equivocado en el lugar equivocado. No puedo saberlo. Después de pensarlo durante un buen rato, llego a la conclusión de que el destino es tan sabio que alguien tan tonto como yo no puede comprenderlo.

Acabo apostando por la mejor opción: ésta. Y acabo por dejar de echar de menos a quien no me echa de menos a mí. Reconozco que no estaría en esta posición si hubiera escuchado consejos y hubiera tenido éxito en el pasado. Reconozco que en un país en quiebra hay dos opciones: salir a la calle a protestar o ir todos a una para salir de donde se encuentra. Supongo que yo he hecho ambas cosas y me quedo con la segunda. Ante todo, lo que cuenta es la actitud.

Cuando estás hundido en la mierda sólo ves mierda, cuando estás hundido hasta el cuello nadie quiere acercarse a ti. He experimentado eso de que sólo quedan los amigos de verdad. Así que lo doy por bueno, han quedado pocos, la verdad es nítida, lúcida. Supongo que he aprendido a desconfiar de los demás. El hombre es un lobo para el hombre... y siempre tiene hambre.

Reconozco también que no me gusta en absoluto en lo que me he convertido, me gustaba más cuando el primer impulso cuando conocía a alguien que parecía buena gente era el de confiar en ella. Ahora lo primero que hago es marcar unas distancias infranqueables. Me va mal y sé que me siguirá yendo mal, pero no me importa, lo único que quiero es seguir lo más estable posible, dejarme de intrigas, de conversaciones de más de cinco minutos. Me cuesta hablar, me cuesta vivir ese cuerpo a cuerpo con los demás. Antes no era así. Me gustaría volver a ser como antes.

Supongo que acabé cumpliendo lo que prometía el blog. Así que cuando lo cierre también acabaré yo, como el que escribe y como el personaje que escribe. No sabría decir a ciencia cierta hasta qué punto las cosas pudieron cambiar. Sólo sé que deseo y al mismo tiempo temo que llegue ese día. No sé qué habrá después, ya sólo quedan diez entradas. Diez entradas y todo acabará.

Espero poder curarme este odio que siento, pero lo dudo.

¿Sabes? Antes era como tú. Nunca antes había odiado a nadie, y ni siquiera comprendía que alguie pudiera sentir odio hacia alguien. Simplemente, no podía imaginar qué podía llevar a un alma a sentir una animadversión tal que desencadenara esa inquina. Ahora sí lo sé. Por eso tú y yo somos diferentes. Por eso tú y yo no podemos mezclarnos, porque yo soy irrecuperable. Desearle a alguien lo peor es lo peor que te puede pasar, te sientes una mierda por odiar a la persona que te ha tratado como una mierda. Es de locos. Y no te mereces nada.

El otro día en una película rara de la 2 alguien dijo que había dos clases de personas: las que se creen que son buenas personas y los que no. Yo dejé de ser de las primeras... es como caerte desde un árbol y darte un buen golpe contra el suelo, es sentirte sucio desde que te levantas hasta que te vas a dormir, es sentirte culpable de todo lo que te pasa. Y es, sobre todo, seguir odiando ya no por lo que te hicieran, es seguir odiando por buscar un culpable de ese sentirte culpable de sentir odio. Y es, también, ya no ser nunca más el que eras y es perder la esperanza de volver a ser la persona alegre y confiada que eras, el amigo de tus amigos, la persona en quien se puede confiar.

Así que hasta aquí llego. No mucho más lejos. Diez entradas.

Y todo se habrá acabado.

Y aunque parezca que es algo triste no lo es. Sé que si todavía tengo una oportunidad es yéndome de aquí.

7 comentarios:

Daltvila dijo...

Querido Toni:
Siento si te dolió lo de que la dejaste escapar. Solo intentaba hacerte despertar y no me refería a la "ella2 que te dio la patada en el culo sino a la/s que probablemente aparecieron después en tu escena, que estpy segura de que así fue.
Por supuesto que entiendo que es doloroso que te den una patada en el culo y que además las formas sean las peores, que te hagan tanto daño gratuitamente,... y que sea precisamente la persona con la que has compartido tu vida y tus noches durante mucho tiempo (crérme, te entiendo perfectamente), pero has de pasar página.
Creo que es muy buena idea lo de clausurar el blog, pienso que será positivo, será como partir otra vez de cero, sin estar contaminado por nada (al menos eso debes pretender).

* ¡Vaya! Para no gustarme dar consejos, me paso la vida sermoneándote.

Me hubiera encantado conocerte antes y me encantará conocerte.

Un abrazo

Maeve dijo...

Creo que nunca te curas del odio pero llega un momento que te sabe bueno.
Y que saberlo no te parece tan inhumano como suena ahora, sino un triunfo.

¿ Parezco inhumana yo también? El que quiera corderitos, que hubiera aprendido a cuidarlos.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

La nada no es más que un inmenso cajón, o una alacena, o el mar del que un dios (mayor) manda al exilio todas las cosas.

La nada por crear o el largo aroma a vida de la nada.

Hoy hablo en jeroglífico haciéndome eco de una entrada que comprendo muy, muy bien. Hay cosas que ya NADA tienen sentido.

Un abrazo,

Ámber

Espera a la primavera, B... dijo...

Daltvila, no soy precisamente de aceptar consejos. Es más, estoy seguro que de haber seguido algunos me hubiera ido mejor en la vida.

Pero ahora ya es tarde.

Espera a la primavera, B... dijo...

La cosa es que a mí no me sabe bueno, Maeve.

Y los corderos dientes de sable son feos de cojones.

Me resultó curioso que hiciéramos entradas parecidas (aunque sólo fuera de lejos) casi al mismo tiempo, porque yo hice una entrada mucho más dura antes de ayer que no publiqué.

Espera a la primavera, B... dijo...

Amber, no te lo tomes a mal pero no he entendido NADA, imagino que porque ese mar del que habla es damasiado grande.

Gracias por el jeroglífico, ya tengo con qué entretenerme estas vacaciones...

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Llevo un ratito de paseo por su blog y quiero decirle que me encanta. Me encanta cómo escribe. Y encima escribe sobre emociones, estados de ánimo y sensaciones... con una sensibilidad especial y empática. Gracias por compartir. Prometo volver.