lunes, 27 de diciembre de 2010

Lo extraordinario de lo cotidiano


He perdido la cuenta de los días que he pasado en blanco, los días lúcidos en los que me ha fallado la impresora y se ha quedado el folio desierto, la mano desierta, el alma al pairo, en esta vía muerta en la que se quedó mi vida hace tantos y tantos días, ni contarlos podría si quisiera, se me quedaron ahí, como la tierra cuarteada en la sequía, se quedaron ahí como una semilla solitaria y equivocada.

No sabría muy bien decir el porqué, el caso es que hoy me he negado a salir de la cama a la hora que sonó el despertador, quizá porque hacía varias horas que daba vueltas entre sábanas frías y como siempre, abrazado a una almohada que se sabe, orgullosa, la almohada más amada del mundo, y la más odiada de tantos reproches que le suelto en mi insomnio dejado de la mano de dios, el maldito insomnio que ha vuelto de nuevo... mi querido insomnio (ya lo daba por muerto) a mí dormir por las noches me sabe a café con leche con muchísimo azúcar o a molicie y adocenamiento. Luego me levanto por la mañana media hora después de que suene el despertador pero lo hago por rebeldía (y por frío), yo lo que quisiera es que mi vida tuviera al menos una alegría a por la que ir desde primera hora de la mañana.

El caso es que después de tantos días (he de reconocer que pasé una nochebuena y una navidad muy triste por algo que pasó a principios de la semana pasada y por un catarro galopante, por una ausencia...) me ha vuelto la rabia y el insomnio y eso me da vida y me la quita, el caso es que ando más positivo, más no sé, más convencido de que no soy yo, quiero decir que quizá no sea tan culpa mía que me vayan tan mal las cosas, que quizá sean las circunstancias y que quizá simplemente haya tenido mala suerte o haya creído más en lo de los demás que en lo mío propio, quizá porque lo mío me lo conozco y sé que, bueno, es mejorable, pero lo otro, bueno, lo otro era puro egoísmo y canallada, puro tomarme como un objeto desde el principio. Y me he dado cuenta de que la gente repetimos los errores una y mil veces.

Y entonces me he preguntado qué error cometo yo y me he respondido que soy un optimista con maneras de pesimista y claro, es como un coche de gasolina al que le pones diesel, que sale humo. Y entonces tuve una conversación anoche, una conversación salvaje y llena de incertidumbres y esta mañana he tenido otra y joder, me ha dado alas porque puede que sólo tenga un amigo pero qué lúcido es el tío. Y siempre me da ánimos sin dármelos porque razona y sonríe y lo hace todo fácil y...

... me pierdo, me pierdo y toda la culpa no la tengo yo, no creo que debería haber hecho esto o aquello, creo que quizá no encajo con ciertas personas, que quizá no encajo en ciertas organizaciones, quizá me he acostumbrado tanto a equivocarme que creo que soy yo el que no sabe y puede que no sea eso, no creo que sea eso, creo que tal vez he ido por caminos equivocados y empeñándome en continuar por esos mismos caminos hasta agotar las posibilidades de éxito. Mala planificiación, sensación de omnipotencia o creer en alguien que da señales de no ser de fiar hasta que ya es demasiado tarde.

Tampoco yo me libro, podría esforzarme más y mejor, gastar las energías en lo que debo gastarlas. No sé, desvarío otra vez.

El caso es que hoy después de mi conversación con mi amigo Ricard, me he quedado mucho más tranquilo. Luego, he caminado y he dado algún paso en falso que otro pero, en definitiva, he vuelto a coger un poco las riendas porque no puedo estar culpabilizándome de todo y castigándome por ello.

No sabría cómo explicar el cambio ni en qué lo noto, creo que quizá todo sea más llevadero. Esta noche el insomnio me dará una respuesta.

1 comentario:

Martian Hop dijo...

Espero que hayas podido dormir bien esta noche.
Yo me he vuelto a despertar.
A eso de las 4:30.
Fucking shit.
Pero mientras tengas un Ricard, tendrás suerte.
Felicidades por ello.
Un beso.