sábado, 6 de noviembre de 2010

Anoche cené con el diablo


Dicen que al diablo se le reconoce por tres rasgos característicos:

- Es muy inteligente

- Tiene los ojos saltones

- Y es tremendamente divertido.


Así que cuando apareció vestida tan elegante y me propuso ir al bar del hotel S. yo me miré un instante en el espejo retrovisor de mi coche y pensé....

"Sé lo que estás pensando" me dijo. La miré sin saber muy bien qué decir. "Estás pensando qué hace una mujer como yo saliendo a cenar con alguien como tú". "No" mentí "lo sé perfectamente, he hecho un pacto con el diablo esta tarde, un pacto en el que tú estás incluída". Ella sonrió, entonces no supe el porqué.

"Cuidado con lo que dices" dijo subiéndose al coche "el diablo podría estar escuchándote y no creo que le hiciera gracia que pusieras en boca de él palabras que nunca dijo".

"El diablo y yo somos amigos" le dije.

"¿Ves? En eso sí que te creo" dijo mesándose su melena negra y mirándome desde la profunidad de sus ojos vivos y verdosos.


Aparcamos en un parking cercano, cuando entramos al hotel se hizo el silencio. El bar estaba casi desierto, el camarero la miró a ella con interés y a mí con indiferencia y siguió secando un vaso. Qué típico, pensé. Nos sentamos en la barra, una de esas que recuerdan a tantas y tantas películas americanas, a ambigús de grandes hoteles, a oscuros rincones desde los que, en cualquier momento, debería empezar a sonar un piano que, anoche, debía estar durmiendo en algún sótano polvoriento. Música Chill Out. No me gusta la música chill out en los hoteles. Me pone nervioso que la dirección quiera que me relaje.


Bebimos. Un cócktel cuya fórmula ella susurró al oído del camarero y éste sonrió al escucharlo. Sabía a como debe saber la fuente de la eterna juventud si la juventud fuese, en realidad, un veneno mortal. Delicioso. Pasó la lengua por sus labios. Hablamos de cine y de libros, de fotografía y de libros, de ir a cenar a la otra parte de la ciudad y de seguir hablando de libros. "¿Eres editora?" le pregunté. "Algo así. Redacto contratos" dijo apurando su copa de aquel néctar de ámbar y cieno.


Recorrimos la ciudad en mi coche, Murakami viajaba en el asiento de atrás entre nuestras chaquetas. Cenamos en chez Paradiso, nos gustaron más las flores y el suelo de madera que la comida. Luego, la invité a la última copa y fuimos al Agata, dos calles más abajo. Era divertida, yo era divertido... me dijo que si no fuera porque mis ojos no son saltones diría que podría ser perfectamente el diablo. Yo le dije que si supiera hablar más de seis idiomas yo sí estaría seguro de que ella era el diablo. E interpretó para mí, delante de una caipirinha, versos escritos en tantas lenguas que perdí la cuenta. Luego imitó a políticos y a escritores, a cantantes, a actores... Se me fue helando la sangre. Me recitó de memoria tres capítulos de una novela inédita, recorrió con su dedo mi columna vertebral a pesar de tenerla delante de mí y sonrió. Sonrió como si pudiera hacerme desaparecer con un chasquido de dedos.


Luego todo fue confusión. Creí nadar en una espesa niebla de conciencia donde flotaba en un mar de preguntas. Y ella me miraba de nuevo desde la profundiad insondable de un alma acostumbrada a tener todo lo que desea y esa mirada dolía como si fuese lava ardiendo. Acabé mareado, la acompañé hasta el lugar donde aparecía y desaparecía. Entonces me dí cuenta que nunca la había esperado en la puerta de su casa, llegaba a un punto elegido por ella y la dejaba en ese mismo punto desde donde ella volvía a donde fuera que viviese.


Demasiadas coincidencias o demasiados interrogantes, me dije. Mientras volvía a casa por la autopista me llamó por teléfono. Descolgué.


"Lo he pasado endiabladamente bien esta noche." dijo. Y se rió, divertida y serena, con la seguridad de los que tienen la certeza de que van un paso por delante de los demás.


3 comentarios:

Filadora dijo...

Fantàstic!
Escrius de meravella!

Anónimo dijo...

¡Genial plan el tuyo de anoche! No sabía que entre tus amigos se encuentra tan ilustre, inteligente, divertida y endiabladamente divina amiga.

Por lo que describes, eres muy observador e intuitivo, ¿te fijaste, pues si vestía PRADA? Y/o ¿si iba perfumadita de PRADA? Juáaaaaaasssssss y rejúas! ¡Vaya amiguitas que tienes!

Una pregunta, ¿el local ése, el " Ágata" no estará por la zona semi-alta de la ciudad? Es que no sé, pero me suena mucho su nombre... Ahí, creo, van nenas monas y niños guapitos...!Pero quizás me equivoque...

Me encanta leer que te lo pasas pipa y que tienes amigas tan güays y guapotas. Me encanta ver cómo tienes una vida más llena e interesante que tiempo atrás.

Boas noites,

Amber

i dijo...

¿Y era pelirroja? siempre me imagino al diablo pelirroja. Qué poca imaginación la mía.