martes, 3 de agosto de 2010

Catálogo de sueños rotos


La quería. Estoy convencido de que cuando alguien te quiere lo sabes, lo sabes en todo momento, no puedes no saberlo, cuando alguien te quiere te sientes a salvo. Querer es querer que el otro siempre esté a salvo.

Cuando dejas a alguien que sabes que te quiere debe de romperse algo muy grande dentro de tí para poder hacerlo. Cuando dejas a alguien que te quiere por una aventura nueva que es una emoción, una admiración, un qué se yo, duele menos, porque las heridas ajenas no duelen, sólo dan pena.

Supongo que con el tiempo uno va dejando atrás todos los recuerdos y todos los pudo haber sido, uno se va como envasando al vacío, tratando de no pudrirse al contacto con la vida que, inevitablemente, le queda. Y digo que es inevitable, a veces uno debería morir con el olvido, a veces uno sólo puede dejar de pensar si se muere.

Nunca entendí (ni desde niño) que me dejaran de querer si hasta cierto punto me querían. Nunca entendí qué de malo había en mí para que me dijera que ya no me querían. No hay nada peor en el mundo. Si existe el infierno es una calle vacía de repente.

Estos últimos meses he pensado mucho, me he hecho cientos de miles de preguntas, todas sin respuesta, todas esperando que a que regresara para carecer de sentido. Por mucho que lo intento no puedo dejar de quererla, por mucho que lo intento no puedo odiarla. Llevo mal lo de pasar de favorito a comparsa, llevo mal que me sustituyan en una cama cuando todavía entro en la habitación, que me quiten las llaves para dárselas a otro, llevo mal imaginar que espera impaciente su llamada y siente alivio ante la ausencia de la mía.

Como dije antes el infierno es una calle vacía, la mano extendida a sabiendas que no te la cojerá. Al final todo se reduce a que quien te quiere siempre tendrá un motivo para estar contigo, quien no te quiere siempre encontrará una excusa.

No puedo desearle lo peor, no puedo desearle lo mejor. Sólo deseo que su felicidad sea tan falsa que no le llene nada, que por lo que me ha cambiado no le compense lo que tenía ni lo que íbamos a hacer juntos. Quizá la odie un poco por eso, por todos los sueños que me ha roto sin motivo, sueños que yo no pedí, que no estaban cuando la conocí. Sí, puede que a estas alturas quizá la odie un poquito.

Quizá la odie porque la seguiré queriendo toda mi vida.


16 comentarios:

Asolada dijo...

Odiar no sirve de nada, pero también parece que se está convirtiendo en algo inevitable.

Anoche lo dije; no puedo evitar pensar de un modo tragicómico. Y, no sé, últimamente lo hago todo el tiempo porque no dejo de encontrar ciertos parelelismos en todas partes.

Que tengas esta noche buena luna :P

Asolada dijo...

Paralelismos, que se me van las ideas o los dedos...

Espera a la primavera, B... dijo...

Supongo que es odiar que no te quieran, odiar que eso que era tuyo ya no lo sea.

LaCuarent dijo...

No creo que se odie a la persona, odiamos la situación de abandono en la que nos han sumido, odiamos la perdida de futuros planeados y buscamos un culpable, es entonces cuando divisamos a la persona que nos causa dicho odio cuando parece que la odiamos
Saludos

Asolada dijo...

Es posible, no lo sé.

hécuba dijo...

¿Sabes, Toni? Al final todo pasa y un día se convierte en recuerdo y dices "ah", pero hasta entonces se sufre mucho y da igual lo que te digan o lo que hagas, se sufre y se sigue sufriendo hasta que llega ese día en el que te levantas y dices"ah".

Un beso gordo, te lo mando en una pompa de jabón.

Anónimo dijo...

En mi opinión, sólo se puede "odiar" cuando se ha querido mucho. Odiar es un sentimiento/verbo negativo... Muy, muy fuerte, como el amor y el querer es positivo y muy, muy fuerte... Son dos verbos que parecen que van juntos de la mano, parecen que, a veces, se nos pegan a la piel del alma... Y no se trata de una contradicción, si no más bien de una constatación, de una realidad que ocurre...

Odiar, odiar no creo que he llegado yo, pues quizás nunca he amado mucho... Quizás ése sea mi sino. Y quienes habéis amado mucho, mucho, pues sois más afortunados/as, o menos, por el "odio" que luego puede crear/crecer...

Te abrazo,

Amber

Gaearon dijo...

La línea que separa amar de odiar, si es que existe (y yo no lo tengo nada claro) es muy fina. Demasiado fina. Y lo peor es que sólo se cruza en una dirección.
Una vez que has odiado (ah! pero odiar no es una forma de amar?), no vuelves atrás. Deja poso.

Espera a la primavera, B... dijo...

40añera, es necesario sentir rabia contra quien te ha dejado, contra quien ha rechazado lo creado, los sueños, las promesas... es necesario porque la rabia es una emoción proscrita, que tiene mala fama, la rabia es como echar sal en las heridas: duele pero ayuda a cauterizar.

¿O es que vamos a conformarnos con el papel que nos dan sin nosotros quererlo? ¿Es que vamos a aceptar lo que el otro bajo ningún concepto aceptaría? Aceptar lo que nos dan es aceptar que no somos bastante, que nuestra vida no basta, que nuestro mundo no vale, es decir "puede que tenga razón y yo no valga la pena".

Con todos mis respetos (y mi rabia), una mierda! No soy un muñeco con el que se juega, no se me miente para tenerme ahí pero sin que moleste, no soy el paño de lágrimas de nadie. Soy solidario pero no idiota, soy compañero pero no el imbécil que lo aguanta todo, soy el que está ahí cuando me necesitas pero también no quiero que me des la espalda cuando sea yo quien lo pase mal.

Sí, la rabia es necesaria, para tomar distancias, para reivindicarse contra el abuso, para cortar y no saber. Ojos que no ven, corazón que no siente

Espera a la primavera, B... dijo...

Nadie sabe, Asolada, nadie sabe.

Espera a la primavera, B... dijo...

Cova, un día me levantaré y diré Ah! y entonces me acordaré de ti, de los regalices rojos, de los muros que nos dejan los pies colgando, de los colajet, de las pompas de jabón, de todas las pequeñas cosas que son tan grandes que se necesitan bolígramos de muchos colores para poder escribirlas todas.

Besos y nubes

Espera a la primavera, B... dijo...

Se odia con la intensidad que has amado porque necesitas toda fuerza que puedas para romper el hechizo. No sé, Amber, tampoco estoy tan seguro de que se quiera mucho o se odie mucho, más bien es como si los sentimientos tuvieran su propia versión de las cosas.

No sé. Divago.

Espera a la primavera, B... dijo...

Gaearon, la línea que separa el amor del odio se llama confianza, no se puede amar en quien no confías (me refiero a en lo más profundo) ni se puede odiar a quien conoces su corazón.

Anónimo dijo...

Creo que compartimos dolores...

Espera a la primavera, B... dijo...

Al final hasta el dolor pasa.

Tiklia dijo...

Asi es...no sabes como te entiendo
un besillo