martes, 20 de julio de 2010

La infinta luz

Suena el teléfono. Número oculto. Podría levantar el auricular y decir su nombre y acertaría, nunca un número oculto escondió tan poco, su voz ya no me sorprende, su voz es como la dosis que uno necesita para calmar la ansiedad de la espera. Creí que todo este tiempo serviría para curarme, que a base de noches temblando de desesperación acabaría por aborrecerla. Pero uno es un drogadicto de por vida, con mejores o peores fases, pero la adicción nunca te deja, como mucho te concede una tregua.

_ En Septiembre voy a Munich, podrías venir conmigo_ me dice.

Hace un par de años hubiera dado todo lo que tenía por que ella me dijera algo así, hoy no sé qué sentir, algo dentro de mí me blinda contra la ilusión, es como si a base de perder la esperanza hubiera ido desechando al mismo tiempo la capacidad de alegrarme por las victorias aunque sean tardías.

_ No puedo acompañarte, esos días trabajo, además no puedo gastar dinero frívolamente, luego tendría que ir muy justo.

_ Podrías dormir conmigo, así te ahorrarías el hotel _ dice con convicción.
_ Para entonces ya se te notará mucho el embarazo_ le digo.
_ Razón de más _ dice ella.

Hace días que tengo una pregunta en la cabeza, una pregunta que quiero hacerle. Sé que no es el momento, que el momento fue cuando me llamó por primera vez y que después no tendría que haberle cogido el teléfono nunca más.
_ ¿Por qué me llamas? _ pregunto.
_ ¿Ahora? _ inquiere.
_ No, porque me llamas después de tanto tiempo_ le respondo.

_ No sé, toni, tenía la necesidad de escuchar tu voz, de sentirte cerca. Me aterra estar sola y me paso el día sin saber qué hacer. Entonces te llamo y tu voz me tranquiliza, me da la paz que no me da nada ni nadie.

_ No es justo, no creo que sea justo. No fue justo cuando te fuiste ni cómo lo hiciste ni lo es ahora. El tiempo no te había borrado de mi vida pero ya me había acostumbrado a tu ausencia. Ahora vuelvo a necesitar saber que existes, ahora el tiempo que hay entre una llamada y otra se me vuelve insoportable.

_ Eres demasiado sensible, toni. ¿Sabes? la gente como tú no debería mezclarse con la gente como yo. Hacéis que nos sintamos culpables, que nos odiemos por haceros daño, y haceros daño es tan fácil… Nos odiamos y acabamos odiándoos por hacernos sentir así. Es extraño porque en el fondo nos queremos.

Pienso en eso de nosotros y vosotros, en esa manía de tratar de curar heridas a martillazos de unos y a que te corte la piel el ala de una mariposa de los otros. No entiendo ese maniqueísmo, no entiendo que otro pueda sentir algo distinto a lo que yo siento.

_ ¿Me quieres? _ pregunta. _ Yo sí te quiero, lo he entendido en cuanto supe que estaba embarazada. Pensé que el niño tenía que conocerte, que sólo se sentiría a salvo con un amor como el que tú sabías darme. Siempre supe que entre tú y él habría un vínculo de confianza. Puede que no fuéramos a Disney World por vacaciones o que pudiera estudiar en los colegios más caros, pero sé que tendría a alguien en quien confiar ciegamente. ¿Sabes toni? Con el tiempo uno se da cuenta que la verdadera riqueza es poder confiar plenamente en alguien, en saber que pase lo que pase, siempre velará por tu bien.

_ A cualquier precio _ le digo

_ Vuelvo a repetirte que si que te llame te hace daño, dejaré de hacerlo, si me lo pides, claro. ¿Quieres que lo haga? ¿Quieres que deje de llamarte?

_ No. _ respondo.

_ Piénsatelo _ me dice _ lo de ir a Munich.

6 comentarios:

María dijo...

Piensatelo. La vida está llena de pequeñitas ilusiones y enormes lamentaciones. Desgraciadamente estas últimas casi nunca se pueden evitar, así q qué más da...
Bs.

Asolada dijo...

Mejor muévete por impulsos: el mundo arrebato.

Otra cosa es que funcione... pero, ¿qué funciona? o, mejor, ¿cuál es el sentido a aquello de funcionar?

Anónimo dijo...

Jolin, que complicado es todo a veces :s un beso

Fiebre dijo...

Vete al extremo opuesto del mundo.

Y no dejes que te llame más.

Hay veces que es mejor empezar a dibujar la vida con un lienzo en blanco.
(Es mi humilde opinión).

Mir dijo...

Suscribo las palabras de Fiebre, toni. Tira ya las libretas acabadas y los lápices que no escriben. Perfila tu vida en blanco, de nuevo y desde ti.

Espera a la primavera, B... dijo...

Esperar la siguente llamada, saber que el tiempo pesa como el granito y levantarlo una y otra vez. Me pesan los párpados, sueño, caigo, pierdo, me abandono, oigo crepitar el universo como si fuera una bolsa de palomitas en el microondas. Sí, eso es lo que es en realidad el universo, un gran aparato de microondas que nos vuelve locos poco a poco. Oigo el rumar del mor, las olas mordiéndome de celos, soy, sé, quiero dormir un día entero, quiero que todo se acabe.