lunes, 10 de mayo de 2010

Poder


Me dice que no tenga prisa. Yo la entiendo mal y creo que me dice que no tenga prosa. Nos reímos un buen rato. Ella bebe coca cola light; yo, un té con limón. Me dice que quizá debiera abandonar la novela y dar por acabada una etapa de mi vida. Lo dice con una sonrisa y mientras la miro pienso que se pueden decir las cosas más cortantes sin que parezca que importan. Enciende un cigarrillo. "Pensé que lo habías dejado" le digo. "Y lo he dejado" me responde.


Se levanta y va a pedir algo a la barra. Vuelve y se sienta. "¿Me has mirado el culo?". Dudo. "Sí" le digo por fin. "¿Y qué tal?" pregunta. "Bien" le digo. "¿Sólo bien?" hace un gesto de disgusto. "Muy bien" digo. "¿Pero muy bien de qué culito o muy bien de te cogería por detrás y te la clavaría hasta el fondo?" Apaga el cigarrillo en el cenciceo que ha ido a buscar a la barra. "¿Te importa mucho?" le pregunto. "Me va la vida en ello" sonríe.


"¿Sabes?" me dice "Hay dos tipos de hombres en el mundo. Los que admiran la forma, lo bonito, lo quieren tener al lado, comprarlo, creer que tener eso les hace ser mejores y los que quieren poseerlo para disfrutarlo ¿Tú de cuáles eres?". "Yo soy de los que no quieren responder a ese tipo de preguntas" le miro a los ojos.


"¿Te importa si salimos? No soporto el humo" me dice. Pagamos y salimos a la calle. Después del fin de semana lloviendo hoy hace un día expléndido. Decido no ponerme la chaqueta. "¿Has engordado ¿no?" me pregunta. "Sí, cinco kilos. Me pesé ayer" aclaro. "Cinco kilos se van en nada" dice. "Sí" respondo.


"Bueno, tengo que irme. Me esperan en el banco" Me da un beso en la mejilla, demasiado cerca de la boca y a propósito. Me mira, se ríe. Se da media vuelta "No me mires el culo, vas a parecer un salido".


Llego a casa. Enciendo el ordenador y empiezo a rectificar el plano que me ha dicho el arquitecto técnico del ayuntamiento que modifique. Cojo el teléfon y la llamo. "Dime" responde. "No he podido evitarlo" le digo. "Eres un enfermo" me dice. "¿Tengo cura?" pregunto. "No, no la tienes. Ahora te tengo que dejar, llegan clientes." Cuelga. Cuelgo. Sigo con el plano pero sigo pensando en ella. Me propongo no hacerlo y lo consigo. Soy capaz de concentrarme durante un buen rato. Acabo el plano. Lo envío por mail.


Suena el teléfono. Miro el número. No es ella. Descuelgo. Escucho. Miro a través de la ventana. Hace un día magnífico.

3 comentarios:

Gata dijo...

jajjaaj me encanta la gente que "dice" que ha dejado de fumar, sabes? so(mos)n los mejores ;P

Me alegra q te hayas reído...
Deberías tomarte más cocacolas con ella (perdón por meterme donde no me llaman) pero es que se te veía ...brillar, por fín

besos

Rizar el rizo dijo...

Una conversación muy amena

Tonetxo dijo...

¿Cuándo tendré yo un encuentro como ese? Espero que nunca. Jamás tendré la agilidad mental para ponerme a la altura de las circunstancias. Y esa circunstancia, es mucha circunstancia...