viernes, 5 de febrero de 2010

viernes a media mañana


Me digo a mí mismo que toda la determinación que necesito dura un segundo. Que en algún lugar existe un click que que tiene la magia de un interruptor encendido por primera vez y que pone en marcha un artilugio nuevo e imprevisible. Mi dedo duda, duda desde hace aproximadamente cuatrocientos años, duda por sistema, se deja tornillos por apretar o programa mal el contador de tiempo.

Decía mi psicoanalista que tengo miedo al éxito, quizá por eso no continué mi psicoanálisis o acabé de forma brusca, quizá por eso dejo a medias mis textos, quizá por eso no acabe nunca de conocer a nadie del todo, quizá sea ese el porqué de tantos quizás.

Por la noche hablo en sueños, sueño casi siempre con interruptores que se encienden y con carreras locas, con que mi coche no funciona, con que, en el último instante, ella acaba por irse con otro al que no le aqueja este miedo al éxito.
Buceé en mi infancia en busca del cofre cerrado para abrirlo y aprendí a buscar en fondos marinos pero no encontré ni llave ni tesoro, encontré arena y animales extraños, encontré botellas con mensajes dentro, encontré un barco hundido que llevaba tu nombre, pero ni rastro del porqué se cerró mi infancia bajo candado, ni rastro de la sirena de cola de pez y ojos de escarcha, quizá debí buscar un amor escondido, quizá debí entender que hay un no saber porqué pasan, de lo que estoy seguro es que no encontré la magia. Tuve que aprender a buscarla en las cosas cotidianas porque la necesitaba, tuve que abrir los ojos para ver con el alma, aprendí que las palabras no dichas se destilan por los dedos, que las cosas que nunca viviré tendré que inventarlas a base de soñar historias.

Alguien me dijo que el fracaso es el éxito de los fracasados, quizá no me lo dijo nadie y me lo acabo de inventar, a veces dudo de si lo que pienso es mío o un poupurri de frases leídas en libros que se me han ido olvidando. Antes leía más. Antes era más yo. Quizá tenía más dinero para comprar libros, para pasear los pasillos del FNAC antes de ir a clase de Narrativa, quizá tuve una época dorada y esto de ahora no sea más que su lógica decadencia.

Acaba de romper a llover. El animal que soy respira ahora mejor. La lluvia produce en mí un efecto tranquilizador y estimulante al mismo tiempo. Cuando era niño me gustaba ver llover a través de los cristales. Cuando era niño todo era mucho más sencillo porque tenía muchas menos distracciones. Tenía un tambor de Dixan lleno de juguetes en un armario empotrado en una habitación con mesa camilla incluida. Si la infancia es un paraíso perdido, aquel tambor de dixan era su banco central. Llueve con fuerza, me gusta el estruendo de cuando empieza a llover y el murmullo de la lluvia por toda la casa. Me gusta vivir estos instantes y ser consciente de ellos.

Vuelvo al trabajo, sólo ha sido un paréntesis. Mi vida es esta constante tirantez entre lo que soy y lo que hago, mi vida es lo que pienso mientras hago algo con las manos y la boca. Mi cuerpo de lluvia se encoje frente al ordenador y un teclado, el niño que fui cose balones para una ISO 9001 de una empresa donde la gente nunca sonríe.

Hago una pregunta. No me respondas si no quieres pero... el niño que fui necesita ideas para salir de esto... Si me tuvieras a mí de pequeño delante de ti, conociendo de mí lo que conoces por este blog o por que me conoces, mis habilidades, mis miedos, mis deseos, mi forma de ser, mis limitaciones ¿a qué me aconsejarías que me dedicara o cómo me dirías que debería afrontar vivir el mundo?

Prometo responder y contestar a la pregunta que tú quieras hacerme a mí también.

Prometo serte franco.

5 comentarios:

Gata dijo...

Te diría "no pienses tanto, piensas demasiado" las cosas casi nunca salen como uno piensa, a veces salen incluso mejor...
Actúa más no pienses tanto, escribe pero no de ti, deja de escribir de ti hasta que vuelvas a encontrarte, escribe de los demás, búscate en los demás y verás que lo más curioso de todo es que te encontrarás antes y no respondas a las expectativas de nadie, ni siquiera a las tuyas... Respira sólo minuto a minuto, no existe más, no antes de tiempo, a veces eso es suficiente. ¿Sabes qué me enseñó eso? estar un poco malita. Cuando no puedes correr tanto, ni planear casi nada con antelación, ni seguir el ritmo de casi nadie sino sólo el tuyo, logras "ver" mejor. Y puede sonar raro, pero no me gustaría que eso cambiara.
Besitos a tu cabecita humeante

Anónimo dijo...

Te diria que no dejaras de crear sueños.
Ni de ser como eres.

Rizar el rizo dijo...

Te diría que nunca dejaras de soñaras de soñar porque eso mantiene vivo, siempre que no mezcles lo real con lo imaginario. Y piensa que solo tienes que buscarte a ti mismo y vive cada día como si fuera el último. Un reencuentro con amigos o un descansito y unos planes pienso que te vendrían bien.

hécuba dijo...

Yo no puedo aconsejarte nada, Bandini. No puedo aconsejarte porque a veces creo que estoy igual de perdida.

Olga Taravilla dijo...

¿Cómo se vive el mundo? o mejor, ¿Cómo vivo mi mundo? Sólo tu puedes hacerlo, nadie puede ponerse en tu lugar. En mi mundo voy conociendo todos mis rincones, pero no todos, siempre dejo alguno para otro día, así igual me sorprende. ¿A que dedicarse? a conocer la mayor cantidad de rincones.