martes, 23 de junio de 2009

Cartas


Me envías una carta. Hace meses que dejé de llamarte porque no me cogías el teléfono, no contestabas mis mails, no sabía si te había pasado algo malo. Pero cuando el teléfono suena con tanto tiempo por en medio es que pones a cargar la batería, es decir, estabas bien y no querías coger el teléfono. Lo acepté como se hace con las cosas que no tienen remedio.

Me envías una carta, una carta en la que no me cuentas nada, que es como mirar la orilla del mar en su ir y venir de olas. No hablas de estos meses, ni de nosotros, es como si hablaras del tiempo, que parece que va a llover, me haces algún reproche, de esos que te tranquilizaban cuando querías justificar algún engaño. Todo lo hacías porque yo había hecho algo antes pero ni se te pasaba por la cabeza que a mí me pasara lo mismo. Yo hacía las cosas porque sí. Me escribes (¿por que sí?) y me pregunto si me estarás escribiendo porque otro te ha hecho algo que tú pretendes pagarle escribiéndole a un antiguo amor.

Esta noche es la verbena de Sant Joan. Me resulta extraño pasarla lejos de ti, no ir a la playa, no pasear sobre la arena fresca, sentarnos, jugan con Alex, estar tan cerca de la felicidad que puedo alargar la mano y tocarla. Imagino cómo será esa noche para vosotros y en cómo me quedaré en casa porque no soportaría las caravanas que se formarán hoy en las carreteras. Y saldré con mis sobrinos a tirar petardos y comeremos coca y beberemos vino (ellos no, mi hermana si acaso) y a lo mejor hasta imprimo tu carta y la quemo junto con todo lo viejo.

Te echaría de mucho más de menos si no me hubieras escrito. No sabría decirte el porqué con exactitud. Supongo que porque no me cuentas nada y me doy de bruces con la realidad de que no tenemos nada que contarnos, que esta carta es un gesto absurdo, que era mucho mejor cuando habías decidido no cogerme las llamadas, ni responderme a los correos, que era mucho mejor dejar las cosas como estaban porque ahora es como si esos recuerdos perdieran el valor que yo les había acabado dando. Llámalo valor sentimental.

Y yo te contesto aquí porque sé que no sabes que este blog existe, porque hace tiempo que te fuiste porque internet te asfixiaba, porque no te voy a responder y supongo que es lo que pretendes averiguar, si soy capaz de aguantar el hacerlo o no, si por fin he conseguido recuperar la dignidad o por el contrario todavía el deseo de saber de ti es más fuerte.

Aún tengo aquel orujo con el que íbamos a hacer queimada, no sé que hiciste con la botella que te llevaste ni con quién la habrás gastado. Ahora ya no me importa.

Y tampoco me importa que ya no me importe.

8 comentarios:

Silencios dijo...

Uffff ..... Primavera B que intenso este escrito.
Y la frase final " Y tampoco me importa que ya no me importe" me ha dejado con la boca abierta. Concretamente porque solo lo he sentido una vez en mi vida. Afortunadamente, claro

Un abrazo

Fiebre dijo...

Quema esa carta.
Y a mí si me importa que no te importe.
Es más, hasta me agrada...

Genética Inexacta dijo...

Dicen que la noche de San Juan es una noche mágica, yo tampoco salgo y mira que en mi tierra eso de no ver les fogueres es casi sacrilegio, pero quizá el mejor modo de empezar es rompiendo con las tradiciones.
Me gustan varias cosas en tu escrito, pero sobre todo la claridad y el valor.
La dignidad es tuya y nadie puede quitartela a menos que te dejes "robar".

Respiro hondo.... mmmm... por qué me siento tan bien en esta casa? Todavía no logro comprenderlo.

Besotes con sabor a ... ¿primera ola? Sí, me gusta.

Nebroa dijo...

No saldré esta noche, no quemaré nada fisicamente, pero sí encenderé una vela y pensaré en todo aquello que me gustaría que ardiese, tal vez lo escriba...
Quema tu pasado, el que te trajo dolor, y quema también tus rincones más oscuros. El fuego de esta noche ya te ha traído, incluso antes de que se encienda, una luz que perseguir, en la que asomar tus ganas. Yo sé dónde está, la ves tú?

Daeddalus dijo...

No soy especialmente buena haciendo "conxuros" y mi hoguera será esta noche una vela, ya no me queda nada que quemar, pero si quieres organizamos una buena queimada los dos, conozco una playa, la del Silencio, donde sin duda esta noche seríamos bien recibidos los que ya no nos importa que no nos importa.

hécuba dijo...

Hubo alguien alguna vez que ahora tampoco me importa que ya no me importe que me escribía una carta diaria, a veces letras en sobres de azúcar, a veces con dibujos y garabatos, a veces en entradas de museos y teatros. Creo que las quemé hace tiempo, cuando decidí que ya no me importaba, y cuando quemaba las cosas que ya no quería tener.
Pero las cartas, si no miramos su contenido o su procedencia, son preciosas. Una pena que se pierdan.

Gata dijo...

Quema lo viejo, sólo duele ... lo nuevo sólo trae incertidumbre que es un folio en blanco q siempre nos merecemos
Bonito post espero q de despedida
Un abrazo
Te leo

Tiklia dijo...

Me ha encantado,sobre todo porque me da esperanzas...:D!
Un besillo