miércoles, 27 de mayo de 2009

Todas las paredes


Las tres. No puedo dormir. Me gustaría poder dejarme ir, abandonarme y caer desde muy arriba y muy despacio pero por alguna razón no puedo. Algo permanece encendido dentro de mí, como un disco de vinilo que ya ha acabado y el tocadiscos sigue girando y girando. Me he levantado y casi he acabado una botella que ya estaba abierta, sea lo que sea eso sigue encendido y no le afecta la nocturnidad que contiene el color verde del vidrio. En lugar de hacer algo útil (siempre puedo adelantar el trabajo que mañana no podré empezar hasta que el café inunde de aristas de soja mi torrente sanguíneo pasadas las diez) repito, en lugar de hacer algo útil viajo por blogs recién descubiertos. Escucho canciones. Escucho lamentos. La vida parece mucho más interesante si todo te va de puta pena pero resistes como un héroe cotidiano, me pregunto si quejarse de lo insustancial de la vida es, en realidad, una forma de esconderse de ella, si el ser un verdadero héroe no es aceptar que, en realidad uno está solo. Me pregunto también si los blogs no serán una especie de agujero negro donde las almas en pena encuentran su particular terapia de fracasados anónimos y quién se beneficiará de todas estas horas muertas, palabras hundidas. Topo con uno que me engancha, hurgo en sus entrañas buscando algo a lo que agarrarme. Surgen coincidencias extrañas: algunas canciones repetidas, algún poema, un libro, una ciudad. Decido salir de allí corriendo "No es tu mundo, en ese no hay insomnio ni novelas que nunca acabarás, no hay paredes agrietadas a base de puñetazos. En ese mundo ella no se ha ido, nunca se fue. En ese mundo ella se habría quedado" me digo, pero sé que volveré a pesar de todo. Regreso a las entradas de la tarde. A estas horas tengo ya el alma impermeable, envasada al vacío, la podría tirar al suelo y sonaría como un filete estampándose contra la pared. Intento leer algo ligero, Murakami, Kafka en la orilla, y ni siquiera puedo concentrarme en ello. Cada vez estoy más despierto y me arrepiento de haber sacado a Ulises de la cama para ocuparla yo y luego dejarla desaprovechada. Ulises se habrá ido al sofá. Como a un buen gato le gustan las cajas pero prefiere el sofá. Penélope, en cambio, prefiere la silla del ordenador del piso de arriba, ignoro el porqué. Quizá no exista un porqué.
Poco a poco voy encontrando cierta paz. Es como si al tocadiscos se le fuera acabando las pilas. Una polilla se ha colado por la ventana atraída por la luz. Me duele la espalda. El bicho me susurra al oído que seguirá sin dejarme dormir y se ríe. Me da igual. Me voy a la cama...

Joder, y encima tengo unas ganas terribles de comerme una hamburguesa.

4 comentarios:

Nebroa dijo...

El hueco que dejan los blogs sirve para tirar por él todo lo negro que llevamos dentro... Lo malo es que actúa como un muelle, los bordes son como un imán que lo atrae todo de nuevo. Todo vuelve, en comentarios, en visitas a otros blogs, en la inesperada visita de alguien que te remueve...
Todo gira, vuelve y se repite...
Mua

Espera a la primavera, B... dijo...

Hace un tiempo vivía amarrado a un blog. Estaba prácticamente hechizado en él y mi alma pendía de la micra de grosor del hilo de escarcha que me ataba a él. Aquel blog se quedó inmóvil en una última entrada. Entonces me volví un emigrante, vagabundeé blogs, me reencontré con un alma que creí perdida, afilé esquinas de tanto rozarme por ellas. Diría que los blogs que frecuento son como el póster de estreno de la película que echan dentro. Siempre busco una forma diferente de expresión que me recuerden a espirales, niñas que miran desde cierto rincón el patio de colegio. Siempre estoy buscando que lo inmóvil se vuelva físico y veloz. Una señal de que ya puedo volver a casa.

hécuba dijo...

¿no era Manolo García el que decía algo así como que nunca el tiempo es perdido?. La canción no me gusta, pero eso no quita para que piense que tiene razón. Quizá adelantar trabajo parezca más útil, pero siempre se saca algo de todo lo que se hace, incluso de leer blogs. Lo que pasa es que a veces es difícil darse cuenta de qué es lo que obtenemos.

Genética Inexacta dijo...

Digamos que odio y amo la casualidades, porque me zarandean y hacen que sienta vértigo y ¿ no es a caso el vértigo una de las sensaciones que nos hacen recordar que estamos vivos?
Los bogs son como los libros, algunos tienen cosas que parecen sacadas de nuestra propia vida, otros sin embargo nos resultan bastante indiferentes ( de ahí la diferencia).
Me recuerdas en algo a Krito, quizá me equivoque.

Por cierto, las nubes son mias, no me las robes.

Besotes desde el este.