sábado, 24 de enero de 2009

Vídeo: Revolutionay Road - Tráiler

Hay momentos en los que te das cuenta de que todo lo que te pasa tiene una sentido, que el mundo te está hablando con su lenguaje, con una música que es, en realidad, como una banda sonora... La entrada anterior era el momento final de American Beauty; hoy Mónica me ha sacado de casa y hemos ido a ver Revolutionary Road. Por lo visto tenía que ver esta película, faltaba en esa banda sonora de mis últimos meses.
Esta mañana he asumido algo que hacía tiempo me iba persiguiendo (y lo seguirá haciendo) desde hace algunos años. No es nada grave pero me ayuda a entender qué está pasando y dónde acabaré si no lo paro. Hace tiempo que vengo gritando que necesito (que quiero) un gran cambio en mi vida, quien sigue este blog lo habrá ido constatando. También habrá visto que lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo y no lo he hecho. Puedo poner muchas excusas pero lo cierto es que es por pura y simple cobardía. "Decir sí cuando quieres decir no, no es un acto de amor, sino de miedo" leí en el blog de Concha. ¿A cuántas cosas digo no por decir que sí creyendo que ese sí es un acto de amor? ¿A qué estoy renunciando? y sobre todo ¿este sentimiento de irremediable vacío tiene que ver con esa inercia maldita que me arrastra y a la que yo no pongo los medios para parar?
Releo la Brújula Interior... la que Álex me entregó para que le echara un vistazo y le diera mi opinión. Aquél día, su hija Laia (debía de tener entonces siete años) se me acercó con esa naturalidad que tienen los niños a esas edades y me regaló una flor. Yo la conservé entre la tapa transparente y el primer folio. Ahí se quedó, secándose. Ese manuscrito contiene dos tesoros para mí: la sabiduría de las palabras que allí encuentro y los pétalos de una flor marchita que me regaló, en un acto espontáneo, una niña. Existen lugares sagrados, lugares sin espacio ni tiempo, pequeños santuarios donde el alma descansa, donde el silencio hace que nada y todo transcurra... "un océano de tiempo". Mi mundo está lleno de esos lugares, están anclados en mí en forma de recuerdos en los que me gusta refugiarme, en los que me quedo a vivir a veces con demasiado ahínco como si al evocarlos con fuerza pudiera vivirlos de nuevo y corregir aquello que los hizo fugaces.
Mi mundo está lleno de lugares hermosos, de buena gente, de gente querida... pero hace demasiado tiempo que vivo ahí. No sé si me explico, quiero decir que empiezo a estar preparado para volver a sentirme vivo, que siento una sensación de frescor en todo mi cuerpo, un hormigueo en las manos, unas ganas locas de conquistar mi destino. Y no sé si eso es bueno o malo. Lo que sí sé es que será mucho mejor que quedarme en esta realidad que me tiene atrapado, que hace que sienta me así, como asustado.
Empezaré por el principio.

5 comentarios:

Concha Barbero de Dompablo dijo...

Escribes de maravilla.

Lo que expresas es el principio de esa otra realidad que estás buscando: darse cuenta. Estás empezando a caminar a favor de la corriente...

Uno de los libros que me despertaron de mi letargo fue también La brújula interior y, con ella, Álex Rovira. Ahora me queda una duda: ¿Eras tú el Toni que escribía en su blog cuando yo lo hacía también?

* Sine Die * dijo...

"...lugares sin espacio ni tiempo, pequeños santuarios donde el alma descansa, donde el silencio hace que nada y todo transcurra..."

Y personas-lugares, como tú.

Abraza ese hormigueo, toni...ese frescor..y sal a reencontrarte contigo mismo..

Espera a la primavera, B... dijo...

Sí, hace tiempo escribía comentarios en la página de Álex. Sería una extraña coincidencia si no fuera porque llegué a tu blog a través del de Maru Canales, al de Maru a través del de Francesc Miralles, al de Fransesc Miralles a través de Álex. Ahora resulta que se trata de un reencuentro, y me alegra saber que esa familiaridad que encuentro en los textos de tu blog es en realidad como repasar una lección no del todo olvidada.
Este tipo de coincidencias hace que siga creyendo en cierta magia, como cuando eras niño y de repente, en medio del gentío de la feria, de repente, se abría la multitud y te quedabas frente a frente con el señor (luego gitana) que vendía los globos. Esa extraña atracción que sienten los niños a llevar de la mano un cordel que arrastra dócilmente un puñado de helio.

Espera a la primavera, B... dijo...

Hay personas-lugares con suenan a arcoiris, que saben a nubes de tormenta, que tiene por cierto que el sonido de las cuerdas de los mástiles cuando las azota el viento tienen vocación de carruaje y muchos, muchos cascabeles; personas-lugares que son la última oportunidad de ser un niño-parque, un joven-portal, un hombre-palabras.

Concha Barbero de Dompablo dijo...

¡Qué cosas! También a mí me resultaba familir tu forma de escribir. Es lógico que vayamos encontándonos quienes tenemos parecidos "intereses" (bonita o fea palabra, depende de para qué se utilice...).

Un abrazo, Toni, que son gratis ;-)

Voy a ver qué nos has escrito sobre las redes...