jueves, 21 de febrero de 2008

Cerca del suelo


Alas rotas, sinceras, sentidas. Alas que no te llevan a ninguna parte, que te anclan a un suelo feo y sucio. Tiempo cercado de jaulas infinitas, de una jaula a otra y de aquella a ésta y así siempre, como vivir en una ciudad invisible sin calles ni ascensores, sólo puertas. Y ella con un delantal puesto y una vida feliz con niños corriendo por el jardín una tarde de verano... el césped recién cortado a la espera del marido que vuelve de la oficina, gris como la fotocopia de un cielo sin nubes y que sólo espera que el hogar sea apacible... y no buscará el fulgor salvaje en los ojos de ella que abrirá la nevera y le traerá una coca-cola fría y le preguntará qué tal en el trabajo. "Bien, Damian se lastimó con la grapadora, le cosieron por los mismos agujeros que dejó la grapa". Y ella volverá a la cocina y sacará la tarta del horno y la dejará enfriándose en la ventana y tal vez mirará la puesta del sol que es como un fuego y no gris como el granito de la encimera. Y se apoyará en la puerta de la cocina y lo mirará sentado en el sillón sin que él tenga la conciencia de que es observado. Y entonces hablará la esfinge dentro de ella... unos tienen bicho y otros esfinge... ellos eligen... y le dirá que qué bueno haber encontrado la calma y qué aburrida la calma y se dirá que lo otro era mejor, que lo otro era vivir y esto otro es en realidad como flotar en el mar. Y se despertará en ella el despertar y en sus ojos arderán millones de puestas de millones de soles y se irá hacia él y le arrancará la camisa y tirará la coca-cola al suelo, y el pobre imbécil creerá que él despierta ese fuego y dormirá por la noche satisfecho de sí mismo junto a ella, que insomne, y abrumada por la voz de la esfinge, llora en silencio su mala suerte.
Desperté en medio de la noche y supe que ella en algún lugar también estaba despierta y pensando en mí. Estaba seguro que en cualquier momento sonaría el teléfono y me diría "ven a buscarme". Pero no sonó. No pude volver a dormir; me prometí que no volvería a soñar.